Una final muy esperada

Una final muy esperada

El deporte es mi más grande ilusión

Salvador, 18 años - Hematología

Salvador es un joven valiente de 18 años que a diario trabaja para superar todas aquellas barreras que le impidan disfrutar de lo que realmente le apasiona: el deporte.

Cuando nos reunimos por primera vez con Salvador, se mostró completamente entusiasmado. Entendió enseguida que trabajamos con la ilusión pero que no hay regalos ni sorpresas, sino mucho esfuerzo y lucha. Y la pasión de Salvador es el baloncesto, así que rápidamente nos contó que su ilusión era asistir a una final de la NBA.

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Niños como

Salvador

han cumplido su sueño gracias a personas como tú, que quieren ayudar y creen en la fuerza de la ilusión.

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La madre de Salvador nos explicó lo importante que el baloncesto y el deporte en general han sido en la vida de este campeón. Salvador ha practicado deportes como el Hockey, el Futbol Sala o por supuesto el Baloncesto, pero tras sufrir la enfermedad, todas aquellas cosas con las que Salvador disfrutaba se convirtieron en todo un reto. La enfermedad de Salvador provocó en él una perdida de percepción que le impedía seguir practicando deporte.

Para Salvador, asistir a una final de los mejores jugadores de baloncesto del mundo sería un punto de inflexión en su vida y su enfermedad. Le daría toda la fuerza necesaria para continuar con los tratamientos, las rutinas hospitalarias y todo lo que hiciera falta para volver a disfrutar de su deporte favorito.

A lo largo del proceso de construcción de su ilusión, toda la familia de Salvador nos mostraron gran cantidad de habilidades y nos llenaron los despachos de poemas, dibujos y videos y por fin llego el esperado momento!

Salvador pudo ver en directo a los grandes astros del baloncesto y nos demostró una vez más que no hay retos imposibles cuando cuentas con el poder transformador de tener una ilusión.

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De mayor, mi ilusión es cambiar el mundo

De mayor, mi ilusión es cambiar el mundo

El deporte es mi más grande ilusión

Sergi, 18 años

Sergi tiene las ideas muy claras. Él también iba al instituto y jugaba al futbol, como portero, hasta que un día su realidad cambió y tuvo que abandonar las clases para ir al hospital.

Y allí, conociendo a otros jóvenes luchadores, se dio cuenta de que cuando este mundo se nos va rompiendo a trocitos, debemos coger cada parte y volverlas a pegar. Y tomó una decisión: él también quería aportar su pequeño grano de arena para que este lugar en el que todos convivimos sea un poco mejor.

Desde la primera reunión, supimos que Sergi es un gran trabajador y se esforzaría al máximo para superar cualquier reto, pues su mayor ilusión era muy ambiciosa: repartir esperanza y fuerza a los niños del futuro y a todas las personas, que como él, tampoco estaban pasando por sus mejores momentos.

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Sergi

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En el hospital había experimentado lo difícil que es conseguir un buen donante, alguien totalmente compatible con el paciente. Lo vivió junto a sus compañeros en la sala de aislamiento, escuchó sus historias. Y allí aprovechó para aprender, estudiar y se enteró de que existía un investigador que estaba trabajando con las impresoras 3D para imprimir órganos que fueran completamente compatibles. Al inicio le pareció un argumento de ciencia ficción. Y comenzó a informarse y a leer sobre él. Y pronto entendió que su máxima ilusión era conocer a este médico pionero en investigación, el Dr. Atala.

No iba a ser fácil pero todo puede conseguirse con esfuerzo. Sergi se aplicó en trabajar su ilusión y, junto a su familia, nos sorprendió con un video que él mismo grabó para el Dr. Atala. Tenía que convencerle de su pasión por la ciencia, de todo lo que ya había trabajado y estudiado sobre bioimpresión en 3D y que incluso pensaba dedicarse a ello en un futuro. Y lo hizo, su entusiasmo llegó hasta el Wake Forest Intitute for Regenerative Medicine, en Carolina del Norte, EEUU, donde trabajaba el Dr. Atala.

Sergi convenció al Dr. Atala y se reunió con él y su equipo de investigación. Por fin, iba a compartir unas horas con su modelo a seguir. Hablaron de ciencia, de cambiar el mundo, de conseguir llevar esperanza a tantos niños que esperan un donante compatible. Y hablaron también de ilusión y de futuro. Algo que, unos meses atrás, Sergi ni tan solo había llegado a imaginar. Incluso nos ha contado que le había entregado su trabajo de investigación y que está convencido de que, en un futuro, volverán a encontrarse, porque tiene claro que él, de mayor, también quiere ser un pionero de la investigación.

Nosotros también estamos convencidos de que lo conseguirá. Y creemos que, con su entusiasmo y su dedicación, logrará salvar muchas vidas a través de la ciencia

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